
Pijibasal, Darién: Una comunidad que cultiva futuro con café, huertos y esperanza
Ciudad de Panamá, agosto 2025 —La comunidad indígena Emberá de Pijibasal es parte de la Reserva de la Tierra Colectiva de Pijibasal, en la provincia de Darién, al sureste de Panamá.
Esta pequeña comunidad rural, con cerca de 150 habitantes distribuidos en 40 casas, se ubica en la parte media del río Pirre, cerca del Parque Nacional Darién.
Llegar hasta Pijibasal es toda una travesía: desde la ciudad de Panamá, se recorren cinco horas en carro hasta Yaviza; luego, una hora en lancha por el río Chucunaque y el río Tuira y, finalmente, 45 minutos en vehículo hasta la comunidad. Este camino difícil, en medio de la selva, muestra la belleza natural y los desafíos que enfrentan sus habitantes: acceso limitado a servicios básicos, pobreza y la amenaza constante del cambio climático.
Un proyecto que une saberes y territorios
Pese a estas dificultades, los pobladores de Pijibasal sienten hoy más cerca su sueño de contar con desarrollo sostenible y fortalecer sus medios de vida, especialmente a través de la producción agrícola. Es aquí donde el Proyecto “Impulsando Modelos de Vida Resilientes en Darién”, ejecutado por Fundación Natura con fondos de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), juega un papel clave.
Una particularidad de esta iniciativa es la llegada de técnicos y productores con amplia experiencia en la caficultura de Chiriquí, en el extremo opuesto del país, la provincia de Chiriquí, como Carlos Fuentes y Jorge Pittí, quienes llevan sus conocimientos y prácticas sostenibles a tierras Darienitas para fortalecer a los productores locales.
“Encontramos que en Pijibasal ya existía la iniciativa de cultivar café, pero con resultados insatisfactorios y muchas prácticas artesanales que limitaban la producción y la rentabilidad. Nuestro objetivo es ayudarlos a pasar de una producción de subsistencia a una actividad sostenible, rentable y amigable con el ambiente, a través del manejo agroforestal y la aplicación de buenas prácticas agrícolas y de procesamiento”, explicó Jorge Pittí.
Por su parte, Carlos Fuentes precisó que, además del café, apoyan en la siembra de huertos familiares con un enfoque orgánico, para que las familias puedan producir alimentos sanos, mejorar su seguridad alimentaria y, si hay excedentes, comercializarlos.
“Es muy satisfactorio ver el interés de los jóvenes y las mujeres que están integrándose al proyecto, demostrando compromiso y esperanza en el futuro”, destacó Carlos Fuentes.
Desde la perspectiva de Fundación Natura, este trabajo tiene un componente clave: la participación activa de la comunidad en todas las etapas. Así lo señala Yenni González, Coordinadora de Proyectos de la organización:
“Para Fundación Natura es fundamental que las comunidades indígenas sean protagonistas y no solo beneficiarias de los proyectos. Esto garantiza que se integren sus conocimientos tradicionales en las soluciones y fortalece sus capacidades de liderazgo, asegurando la sostenibilidad a largo plazo de las actividades que se desarrollan, siempre con un enfoque participativo y de pertenencia, Precisó Yenni González”.
Igualmente,reconoce que uno de los retos principales es lograr que las iniciativas sean de interés y utilidad real para toda la comunidad.
“El proyecto se ha desarrollado de forma consensuada con líderes y pobladores, buscando integrar no solo a los miembros de la organización ANCAPIJI, sino también a toda la comunidad. Las dificultades de comunicación, por la falta de acceso a energía o señal, han sido un desafío para dar seguimiento a las tareas, pero la disposición de la gente y la experiencia previa en procesos agroforestales con café han sido un gran apoyo”, agregó.
Con el café, la meta es consolidar las capacidades técnicas y organizativas de la comunidad para producir de manera sostenible, mejorar la calidad del grano mediante prácticas agroecológicas y fortalecer la asociatividad para la comercialización conjunta. Con los huertos, se busca que las familias produzcan hortalizas orgánicas dentro de sus predios, evitando la necesidad de salir de la comunidad para conseguir alimentos básicos como tomate o pepino, y sentando las bases para replicar esta actividad.
Voces que siembran futuro
El proyecto también recibe elogios por parte de los líderes locales como Eduardo Garabato, dirigente y cacique regional de la comunidad.
“Nunca habíamos tenido una experiencia como esta. Aprender a hacer abono orgánico y trabajar sin químicos es algo nuevo para nosotros y muy importante para cuidar nuestra tierra y nuestra salud. Además, ver que los jóvenes y las mujeres se suman y se motivan a producir café y cultivar huertos es la garantía de que esto puede durar y crecer. Nosotros queremos que el proyecto también nos ayude a encontrar mercados para vender nuestro café y que la comunidad prospere”, comentó Eduardo Garabato.
En el liderazgo femenino, Marta Manyoma, presidenta de la Junta Local, enfatizó el empoderamiento de las mujeres.
“Antes no tenía idea de cómo sembrar café, pero gracias a los talleres estoy aprendiendo y ahora varias compañeras ya están cultivando café, ají y pimentón. Las mujeres tenemos muchas ganas de trabajar y aportar al desarrollo de nuestra comunidad”, comentó Marta Manyoma.
En tanto los jóvenes, pieza clave en la continuidad de esta transformación, también están viendo en la agricultura una oportunidad real. Manuel Mayoma, de 28 años, expresó que “antes no participaba en estos proyectos, pero ahora que estoy sembrando café, siento que estoy haciendo algo productivo que me aleja de las malas influencias. Quiero crecer, tener mi propia producción y contribuir a la familia y a la comunidad”.
Mientras que Anthony Contreras, de 24 años, añadió un enfoque diferente desde el aviturismo.
“La observación de aves es una pasión que me trajo la organización GEMAS con el Proyecto Fondo Darién administrado por Fundación NaTURA y ahora quiero que más jóvenes se capaciten para atender turistas y generar ingresos. Mi sueño es que Pijibasal se convierta en un destino reconocido para el aviturismo y que el turismo apoye el desarrollo sostenible”, señaló Anthony Contreras.
Para Yenni González, el trabajo con mujeres y jóvenes es estratégico. “Una parte importante es impulsar el liderazgo femenino, fortalecer el tema de artesanías y lograr que las mujeres puedan vender sus productos a un precio justo. También buscamos que los productores lleguen a obtener café molido de calidad y manejen sus fincas de forma sostenible y amigable con el medioambiente”.
Finalmente, la coordinadora destacó el papel de los aliados:
“Fundación Natura se siente complacida de contar con aliados estratégicos como AECID, que trabaja en temas de medio ambiente, género y agricultura, promoviendo el desarrollo sostenible en Panamá y otros países socios. En este caso, AECID es uno de los donantes que hace posible el proyecto ‘Impulsando Modelos de Vida Resilientes en Darién’, que desarrollamos en Pijibasal y Cerro Naipe”.
Esta alianza entre productores, técnicos expertos, líderes comunitarios, mujeres y jóvenes representa una apuesta firme por la resiliencia y el bienestar de Pijibasal, que hoy más que nunca mira hacia un futuro esperanzador, donde la tradición agrícola se combina con la innovación y el respeto a la biodiversidad.





































